Leer best sellers tiene algo de curiosidad sociológica y narrativa, aunque nada de placer culpable: rara vez permiten conversaciones consistentes —ya que su público objetivo rumia, no interpreta, y los puristas consideran impropio trabajarlos— y, aunque haya quien lo considere absurdo, permite tomar el pulso de lo que está ocurriendo dentro del ámbito cultural mainstream. No existen libros que se fabriquen como éxitos de ventas desde la primera palabra. Existen libros que bien sea por su accesibilidad —lingüística, narrativa y de ideas— y espectacularidad —de trama, en exclusiva— o por su construcción virtuosa, dejando soterrado su complejidad haciendo una construcción sólo en apariencia sencilla, consiguen apelar al corazón de la mayoría, incluso de aquellos que no leen. Son maestros de la seducción.
¿Qué es un maestro de la seducción (MDLS)? Alguien capaz de hacerse valioso a corto plazo, de conseguir hacernos creer que es necesario para nosotros incluso cuando con el tiempo podemos llegar a descubrir que no poseía ninguna cualidad relevante por la cual deberíamos mantenerlo en nuestra vida. En ese corto plazo de tiempo logra lo que desea, haciéndose innecesario a largo plazo; no crea lazos, no se establece como una piedra en nuestra vida, sino como una constante pasajera basada en rasgos superficiales. Los best sellers son como Style, el pseudónimo como maestro de la seducción del escritor Neil Strauss: formas de seducción basados en seguir patrones simples, evitando una implicación emocional profunda en el proceso —lo cual requiere de una dedicación a largo plazo que no disponen, que se produce, con el tiempo, de forma recíproca — , interpelando a los afectos psicológicos más básicos de las personas. Se trata no de conocer las singularidades del otro, interpelar aquello que tiene de único, sino de comprender sus bases, explotar aquello que tiene de común con cualquier otra persona. O, en unos pocos casos, edificar una proximidad apelando a lo básico para descubrir con el tiempo lo que hay de singular en el otro.
Cualquier best seller, como cualquier acto de seducción, se podría resumir en un patrón básico de cinco movimientos: encuentra, aborda, atrae y cierra (EAAC). Encuentra, porque debes delimitar cual es tu público objetivo; aborda, creando el marco particular en el cual se te puede hacer ver como interesante; atrae, enganchando al público objetivo con técnicas que interpelen aquello que tienen en común; y cierra, haciéndoles sentir que les das lo que deseaban. Para seguir un patrón EAAC, existen muchas técnicas posibles. Las técnicas más comunes son las mismas para ligar que para escribir: crear hielo, ignorar al otro como método de que nos preste atención; demostración de la valía, una demostración de habilidad al principio de conocer a la otra persona para atraer su atención; empuja y tira, dar demostraciones de interés para luego hacer todo lo contrario; escalera de afirmaciones, hacer preguntas con respuestas positivas para acabar con una pregunta cuya respuesta normalmente sería negativa; y el nega, insulto aparentemente accidental para minar la moral del otro. La cuestión es seguir un patrón EAAC utilizando las técnicas descritas para lograr ser un MDLS, o un best seller.
De ser tan sencillo como se nos presenta en El método, cualquiera podría escribir un libro de éxito o acostarse con cualquier persona que deseara: sería mera cuestión de práctica. El problema es que el común de los mortales o bien no está dispuesto a seguir esas reglas bien establecidas porque quieren tenerlo todo ya o bien quiere algo más profundo, algo más cercano al amor o al arte auténtico, por lo cual considera que es inútil seguir esos patrones; el problema no es que el método no funcione, sino que, como todo método, necesita de más dedicación y convicción de lo que las personas están dispuestas a asumir: seducir, conseguir hacer ver a otros el mundo tal y como tú lo ves, es un proceso que requiere un constante pulido de nuestras posibilidades. Es necesario aprender cada día, porque lo que funcionó ayer ya no funcionará pasado mañana: habrá demasiados otros imitando (mal) nuestro éxito anterior.
Cualquiera puede, potencialmente, ser un MDLS. Aquí cabría entender la diferencia existente entre ser un MDLS que se conforma con las masas o ser un MDLS que busca algo más profundo, quien busca follar y quien busca el amor, quien busca la espectacularización (o en otras palabras, el entretenimiento vacuo) y quien busca el arte. Como no estamos aquí para hablar de los (hipotéticos) problemas para ligar de quien nos lea, centrémonos en la ficción: comparemos 50 Sombras de Grey con Drive —dos obras mucho más próximas de lo que parecen a priori, como veremos, la narrativa del best seller espectacular contra la narrativa del best seller artístico.
50 Sombras de Grey
Encuentra Su público objetivo son las mamás, las mujeres de cierta edad que buscan una historia romántica con toques picantes que les permita fantasear con que su vida es más especial de lo que en realidad es. Aborda Ofrece la historia de amor de Anastasia Steele con un hombre, Christian Grey (demostración de valía), que además de ser perfecto está torturado por dentro, produciendo que su amor se torne imposible y lleno de sacrificios y dificultades para llegar a cumplirse (empuja y tira). Atrae No es sólo una historia de amor. Es una historia erótica que va escalando lentamente en erotismo, hasta llegar al BDSM blando (escalada de afirmaciones), el abandono de Grey por parte de Steele (nega) y su vida sin él (crear hielo), en movimientos cíclicos donde se va aumentando la implicación entre ambos personajes separándose y volviendo de forma constante. Cierra Se casan, tienen dos hijos, Grey se convierte en un hombre normal que ha exorcizado sus demonios y son felices con sus millones. Cumpliéndose así las expectativas creadas. |
Drive
Encuentra Su público objetivo son personas entre 18 y 35 años, personas con nostalgia de los 80’s —incluso sin haberlos vivido — , que cumplen generalmente con el perfil de amantes del cine noir posmoderno. Aborda Ofrece la historia de Driver, un hombre silencioso que trabaja como conductor profesional en actos criminales de gran técnica y valores morales (demostración de valía), cuya vida da un vuelco al conocer a su vecina, Irene, con la cual tendrá una relación amorosa imposible (empuja y tira). Atrae No es sólo una historia noir. Es una historia de amor que va conformándose lentamente hasta llegar a la demostración de la naturaleza violenta del protagonista (escalada de afirmaciones), la huida de Irene dados los acontecimientos (nega) y el sacrificio de Driver (crear hielo), en un único movimiento que simboliza el amor imposible establecido entre ambos personajes. Cierra Driver acaba malherido, huyendo del lado de Irene, porque un escorpión siempre clava su aguijón sobre la rana que intenta salvarle. Esa es, al fin y al cabo, su naturaleza: la violencia. |
La diferencia entre lo espectacular y lo artístico es su resolución, aquello que nos dan en su cierre. Lo espectacular busca de forma constante la satisfacción inmediata, que pasemos páginas de forma compulsiva, sin preocuparse de nada más salvo de confirmar de forma constante nuestros prejuicios dados de antemano; el chico malo se puede convertir por efecto del amor en alguien ideal, porque sus problemas se resuelven en tanto amarlo implica amar aquello que debería ser: un perfecto padre de familia como siempre habíamos deseado — lo artístico busca dinamitar la lógica detrás de las ficciones dominantes, practicando una escalada lógica constante a través de la cual poder apreciar su evolución, la imposibilidad fáctica de aquello que siempre nos han vendido como la narrativa básica de nuestra existencia; el chico malo es alguien herido en lo más profundo de ser y nada puede cambiarlo, porque amarlo implica amar aquello que es: un escorpión que mata todo aquello que se le pone por delante. La seducción es el método a través del cual llegar al otro, la diferencia es si sirve para decirle lo que quiere oír (lo espectacular) o para cimentar la posibilidad de algo más profundo (lo artístico)
He ahí el secreto de los best sellers, he ahí el secreto de la seducción, que no es nada más que el secreto de saber crear una narrativa sólida a través de la cual bucear tan profundo como el propio narrador nos permita. Si desea algo efímero, sólo ganar dinero o sexo, entonces no pasará de ser espectacular; si desea algo profundo, crear una obra de arte o encontrar el amor, entonces creará unas sólidas bases artísticas. Aunque nos muestra con tanta claridad las bases de la seducción, el libro de Neil Strauss nos permite bucear tan poco profundo que no merece la pena decir nada más sobre él: es un buen polvo, pero sin amor.