El hombre es un eterno proyecto, es una cacería en la cual cuando se caza la pieza que deseamos buscamos la siguiente pieza para cimentar a través de ella nuestra vida. Sin esta cacería nuestra vida carece de sentido. Si alguien conoce bien las cacerías ese es Kraven y por eso atendemos a La Última Cacería.
De una vez por todas Kraven se decide a dar caza a Spiderman, pero no quiere matarlo, solo quiere atraparlo, hacer su trabajo y derrotar a los enemigos que el no pudo. Quiere demostrar que el es más y mejor Araña que el. Así el gran logro de este cómic es la construcción de un personaje profundamente humano y complejo de un patético secundario cutre. Kraven necesita demostrar que es superior, su propósito en la vida es demostrar que es el último cazador, el último guerrero, el último amo. De este modo va encontrando nuevos propósitos para construirse en una nueva pieza que cazar, la pieza más dificil. Al final de su vida, cuando ya no queda más que la decadencia, se establece la última caza: cazar y ser la Araña, triunfando donde tantos fueron derrotados. Pero justo aquí, en este momento, comprende que este tour de force que es la vida es de todos, para todos y lo mejor que le ha podido pasar es tener el más digno de los rivales posibles. No es Kraven quien inmortaliza su ser como amo, que se ha enfrentado a la muerte, mediante la victoria ante Spiderman. Es Spiderman como esclavo que ha roto las cadenas, que ha escapado de la muerte, quien le reconoce: Kraven es desde y por Spiderman.
Llegado este momento no tiene sentido que Kraven siga cazando, ha cumplido todo cuanto debía cumplir en la vida y, lo que es más importante, ha comprendido el auténtico sentido de la caza. Desde la memoria de sus ataúdes os enseñarán el camino hacia el ser.
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