El artista del siglo XXI está atravesado por todas partes por flujos divergentes que van siendo fagocitados aceleradamente por los flujos moleculares que los instituyen en nuevas formas de orden; en el presente la subversión es imposible porque toda subversión se transforma en un corto espacio de tiempo en parte de lo establecido. Hymie’s Basement, formación compuesta por Why? y Andrew Broder, conscientes de la imposibilidad de ser subversivos en la medida de la destrucción, decidieron adoptar quizás la medida más radical que se puede asumir: mimetizar sus golpes bajos con el barniz de lo que parece ya asumido con naturalidad; mantenerse bajo el radar estando por encima de éste. ¿Y como lo consiguen? Siendo el prototipo de loco genial, incoherente, que hace una música popular ‑aunque no necesariamente pop- que nos enseña los rincones más recónditos de la incognoscibilidad de la mente humana.
Siendo partiendo de algún punto común entre el folk, el ambient y las bases de hip-hop van articulando una música que, aunque profundamente experimental, no resulta en momento alguna desconocida para el oyente. La elección, para nada casual, refuerza el toque introspectivo, incluso en apariencia inofensivo, de la música que despliegan delante de sí; re-activan el valor subversivo de la música popular a través de esconderse tras ella. Lo cual lo dejan ver muy bien ya desde un comienzo con 21st Century Pop Song, una bomba de relojería desde su nombre mismo, cuando en su estribillo cantan «Es establecer la raíz de animar al equipo local / gritar como lo hace tu papá ante la pantalla del televisor / atar un billete de un dólar en torno a un circo de pulgas / es la cuota para huir de lo que no puedes ver»; Hymie’s Basement trata sobre todo aquello que no se puede ver pero nos configura, como los flujos divergentes de los que huimos, a través de los molares que tampoco queremos ver, en favor de una vida más sencilla.
¿Como abordar esas raíces bien plantadas que parecen inamovibles de un sistema cerrado, jerarquizado, que no permite el tránsito normalizado entre sus diferentes niveles? Imitando el aspecto de la raíz pero funcionando como un auténtico rizoma. El disco, de nombre homónimo al grupo, se va desarrollando como un avance desde el estado vegetativo-enraizado de los sujetos hasta un final, la muerte, en donde se configuran como conformaciones más allá de meras nociones de individuo. Ahora bien, esta jerarquía de raíz que se desarrolla en todos los ámbitos del disco ‑desde la elección del folk fusionado con bases hip-hop hasta su desarrollo temático o la pretensión popular- es meramente aspectual; no hay una conformación directa ni un mensaje evidente y cristalino, todo está escondido incluso en su subversión. El final, que parece una liberación, podría ser precisamente también una condena al configurarnos como aspectos particulares y pasar a deber América; deber el mundo. No es posible entender el disco como una entidad histórica, de raíz, sino que se sostiene sobre una configuración que sólo se puede presenciar como un conjunto absoluto.
Por eso el disco habla de la decadencia y destrucción, que está ocurriendo en este mismo instante, de América pero también de la humanidad en su conjunto como reflejo del estado imperial americano. Los monólogos surrealistas, lanzados como un escupitajos a los ojos de los bien pensantes, se articulan como piezas de un puzzle que cabe resolver no como unidades, sino como entidades conjuntas; su comprensión pasa por su totalidad misma. Por eso Hymie’s Basement parecen dar pasos hacia adelante y atrás, en ocasiones también laterales y algunos saltos, porque no están contando una realidad uniforme sino un conjunto de pequeñas realidades que nos dan el auténtico retrato de América; del mundo. Porque no se están riendo del Imperio, se están riendo de nosotros por no darnos cuenta de que vivimos bajo sus cuerdas. Te debo América / te debo el mundo.