The Punisher: Dirty Laundry
Phil Joanou
2013
The Punisher es un personaje equívoco por definición, por nomenclatura, en tanto significa algo que no es: castigador. Todo castigo supone la reparación de un daño cometido en pos del aprendizaje de aquel que comete el daño, por tanto sólo es castigo aquello que tiene una utilidad edificante; cuando excede esas cualidades, es otra cosa: un padre propinando una paliza a su hijo es maltrato, como un estado mandando a la silla eléctrica a un delincuente es ejecución. No hay castigo cuando no se corresponde con la posibilidad de contracción. Cuando The Punisher pone un arma en la cabeza de alguien, cuando jala el gatillo, cuando esparce sus sesos sobre la pared más próxima, impide cualquier forma de aprendizaje que éste pudiera dispone a través del castigo. The Punisher tiene un nombre mal escogido, ya que en realidad su función es como The Avenger.
En el corto de Phil Joanou, formula una pregunta significativa mientras encañona a un traficante apoderado de una pequeña zona de los suburbios: «¿sabes cual es la diferencia entre justicia y venganza?». No da respuesta. Si no hay respuesta, no es porque no la haya, sino porque debe contestarla aquel que asiste ante la pregunta: el traficante, el espectador, situados en un nivel común. Tirado en el suelo o sentado en el sillón, viendo en contrapicado —posición de poder, pero no sólo: quien pregunta mientras nosotros le vemos en contrapicado, es un profesor desde su púlpito; si pregunta, es porque deberíamos saberlo— como un hombre nos apunta con un arma mientras nos pregunta. Hay distancia real, no icónica. Nosotros somos el traficante porque en tanto juez, se dispone a sí mismo la capacidad de cuestionar cualquier comportamiento. De cualquiera. Si decidiera que su obligación es vengar, que no castigar, haciendo pagar a la sociedad permitir perpetuarse la delincuencia, matando ciudadanos aleatorios por la calle, su coherencia permanecería intacta. Enajenada, pero intacta.
Se define a través de la venganza, no la justicia. Eso no significa que él se interprete como vengador, sino todo lo contrario: al denominarse castigador se auto-define dispensador de justicia, por ello última barrera contra la barbarie. Siendo la barbarie todos los demás.
Para los griegos bárbaros (βάρβαρος bárbaros) son «los que balbucean». Cuando deja a sus pies al traficante, lo define como bárbaro no porque haya intentado matar a un niño por negarse a vender drogas, sino por sólo balbucear ante su respuesta; Punisher es un profesor cabrón, no un juez que debe medirse por ceguera: aquel que balbucea, que no sabe responder la pregunta, no puede ser enseñado, sino que es, por definición, imbécil, basura, inútil. Extranjeros a la civilización. No quiere enseñar, sino imponer su ley. Por ello, aquí, Punisher se nos presenta como un ejemplo perfecto de la aplicación de la violencia fascista, al menos en tanto todo aquel que no de la respuesta correcta a sus preguntas sea, por definición, bárbaro.
βαρ-βαρ —dijo el extranjero al aprendizaje de las costumbres.
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